Hace poco descubrí los cortos y animaciones del japonés Isamu Hirabayashi, ha sido uno de mis hallazgos más felices, si no el más feliz de los últimos tiempos. La razón por la que su trabajo me gusta tanto es que la literatura está decididamente por encima de lo visual que pasa a un segundo plano y no es más que el acompañamiento de los textos, tanto así que en muchos de sus cortos los textos aparecen grandes encima de la imagen. Se trata de textos completamente literarios, descabellados e inquietantes. Hirabayashi estudió artes y después trabajó como diseñador en una empresa de publicidad, trabajó en la producción de muchos comerciales de televisión japoneses y mientras hacía este trabajo producía sus propios cortos experimentales.
En textism (2003), Grand Prix en el festival de la imagen japonés Forum, narra tres cuentos, el primero es contado por un académico que investiga en un laboratorio de la universidad una historia que escribió el gran Motohiro Kajii, escritor de cuentos cortos de principios del siglo XX, según la cual, debajo de los cerezos hay miles de cuerpos enterrados; el segundo es un tour en la página de un condominio con forma de oso que se está construyendo, en el tour se les explica a los clientes con pasmosa seriedad ciertos detalles absurdos del edificio en construcción. El tercer cuento es narrado por alguien que lleva dos días muerto, pero aún puede oír lo que pasa a su alrededor.
En cockroach oímos a alguien cuyo apodo es cucaracha.
Penis es la historia de un exhibicionista que muestra su pene en el transporte público y está preso por eso, lo han liberado varias veces, pero recae y vuelven a arrestarlo, su madre se ha cortado un dedo del pie por cada vez que lo han cogido mostrando el pene y ya no le queda sino un dedo.
Más del original y contundente trabajo de Isamu Hirabayashi aquí